El Señor de los Anillos afronta uno de los últimos géneros que le quedaban por abordar, y conforma un interesante multijugador al más puro estilo Battlefront. Electronic Arts y Pandemic unen esfuerzos una vez más y nos brindan un título con altibajos pero que hará las delicias de los fans de la saga.
Plataformas: PC, Xbox360, PS3, y DS
Revisitando Lugares Comunes
Y aquí estamos, una vez más, dispuestos a salvar/condenar la Tierra Media por enésima vez. En esta ocasión con un cambio de prisma agradecido y recompensable, que aleja al nuevo videojuego de El Señor de los Anillos del tradicional corte estratégico o de acción y aventuras que hemos visto hasta la saciedad, para convertirlo en un Battlefront al uso. Viviremos en primera persona las masivas y gigantescas batallas que son santo y seña de la franquicia creada por John Ronald Reuel Tolkien hace ya más de cincuenta años.
Los escenarios del juego son muy variados, y nos transportarán a los lugares más emblemáticos de la trilogía cinematográfica.
El título ofrece dos campañas: la del Bien y la del Mal, y cada una de ellas consta de ocho niveles. La segunda, la más divertida, debe ser desbloqueada superando la primera, aunque las dos tienen unas bases y premisas muy similares, quedando reducidos los cambios principalmente al aspecto de los personajes y al argumento en general. La de Sauron, concretamente, nos lleva a un contexto muy diferente al de la obra literaria, en el que Frodo y su Comunidad del Anillo fracasan en su intento de destruir la preciada joya.
Acabar con una de las grandes bestias que rondan el campo de batalla siempre es un reto interesante a nivel de espectacularidad. Lamentablemente todos ellos se solventan con QuickTime Events de lo más predecibles.
Los niveles jugables a los que hilan estas cinemáticas están inmejorablemente elegidos sobre el papel, y nos trasladan a los mejores momentos de las películas, con presencia destacada de todas y cada una de las grandes batallas que pudimos ver en los cines. Así el videojuego tiene momentos que tenían mimbres para haber sido memorables como Isengard, Osgiliath o Minas Tirith. Por su parte los objetivos de las misiones no son demasiado variados pero si diferentes, y se van formulando según avanza la partida emplazándonos a ir de un punto a otro del campo de batalla.
En el momento en que una compañía plantea un videojuego con una campaña individual y un multijugador centrados en las batallas masivas de corte eminentemente cuerpo a cuerpo, tiene que asegurarse de que el combate es satisfactorio, profundo y que ofrece suficientes alternativas como para no aburrir al usuario durante un largo período de tiempo. Sin embargo ese es precisamente el problema de Conquest, un título que dependía primordialmente de este aspecto para trascender y convertirse en una joya imprescindible, y no quedar en un juego interesante, lo que ha resultado finalmente.
Resulta difícil saber, sin embargo, si los problemas se deben a un deficiente planteamiento de las ideas, o a una mala ejecución; pero lo cierto es que cuesta dios y ayuda que los personajes reproduzcan los golpes, maniobras o conjuros que deseamos que efectúen. Llega un momento en que el usuario podrá acostumbrarse al ligero retardo que hay entre latransmisión de una orden y la ejecución de ella por parte del personaje en pantalla, sin embargo teniendo en cuenta que es un juego de acción la respuesta es fundamental, y el hecho de que sólo en ocasiones se produzcan estas interrupciones hacen del conjunto algo caótico.
Y decimos sólo en parte puesto que las batallas en el videojuego no son únicamente protagonizadas por los 16 jugadores humanos a los que da soporte el título, y es que el resto de soldados que vemos en pantalla los dirige la inteligencia artificial. Los rivales controlados por la máquina tienen auténtica fijación por los jugadores, y aunque otros soldados virtuales sean una amenaza mayor para ellos que nosotros siempre fijarán su blanco en nuestros personajes. Los aliados también hacen gala de abundantes comportamientos absurdos, y sus decisiones a la hora de escoger rutas u oponentes a los que enfrentarse siempre son discutibles.
Dentro del multijugador, en el momento en que alcancemos una cifra concreta de puntos el mejor usuario del bando tendrá la oportunidad de convertirse en un héroe con habilidades especiales.
Aquí es donde se obtienen los mejores réditos de la cooperación con los compañeros de grupo, y donde mejor uso se le dan a las tácticas. En esta modalidad hay cuatro zonas de control en diferentes puntos del escenario, y cada equipo gana puntos exponencialmente en función del número de ellas que estén bajo su control. Se trata de la mejor alternativa que ofrece este lanzamiento de El Señor de los Anillos a todos los niveles, y es aquí donde verdaderamente las diferentes clases y estrategias toman el verdadero sentido.
Discutible Aspecto Visual
Que el videojuego que nos ocupa no es un dispendio visual es algo que, a estas alturas, no se le escapa a nadie. El conjunto resulta tan decepcionante que hay algunos elementos dignos de PlayStation 2 y la primera Xbox, y sólo el conjunto se redime por su condición de multijugador y del excelente resultado que se ha obtenido con estos sacrificios en su optimizado código de red.
Gráficamente a La Conquista le ha faltado un plus muy serio para ser considerado un juego verdaderamente Next-Gen. Algunos detalles como los torpes sprites del enemigo en la lejanía son sonrojantes.
Los efectos a nivel visual son también anacrónicos, y algunos efectos como el fuego o el humo crean extrañas secuelas sobre los elementos a los que circundan. Podríamos llenar párrafos y párrafos sobre elementos visuales que nos han resultado decepcionantes, pero ciertamente sería un esfuerzo estéril. Baste decir que, sin ser merecedora de un suspenso, se trata de una faceta que no está a la altura de lo que se puede esperar de un título Next-Gen de estas pretensiones.
Fuente: http://www.3djuegos.com/juegos/anal[....]-senor-de-los-anillos-la-conquista/